15 años custodiando la raíz de Internet: una despedida desde adentro

21/05/2025

15 años custodiando la raíz de Internet: una despedida desde adentro

Por Carlos Martinez Cagnazzo, Gerente de Tecnología de LACNIC

Hoy me toca abandonar un rol que desempeñé con honor y responsabilidad durante los últimos quince años, ser parte como crypto officer de uno de los procesos más particulares y simbólicos de la arquitectura de Internet: la ceremonia de firma de claves de la zona raíz del DNS. Se trata de un evento que, a simple vista, puede sonar técnico o abstracto, pero que encierra un componente profundamente humano, casi ritual, en el que la comunidad global se encuentra para reforzar -literalmente- la confianza en el sistema que sostiene nuestra vida digital.

La llamada “ceremonia de firma de claves” es un procedimiento organizado por la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN), y constituye un pilar en la protección del Sistema de Nombres de Dominio (DNS). Este evento se realiza cuatro veces al año, en dos sedes específicas: El Segundo (California) y Culpeper (Virginia), en Estados Unidos.

Durante estas ceremonias, se emplean dos tipos de claves criptográficas —una pública y otra privada— que, al operar de forma sincronizada, aseguran la integridad de la zona raíz del DNS. El objetivo central es crear un entorno controlado y seguro para utilizar la KSK (Key Signing Key), es decir, la clave que firma otras claves dentro del sistema. A partir de cada sesión, se generan firmas criptográficas que se utilizarán diariamente durante más de tres meses para garantizar la validez y autenticidad de la zona raíz.

Este proceso fue concebido para reunir una vez al año a los oficiales criptográficos, un grupo amplio y diverso de especialistas en seguridad provenientes de distintas partes del mundo y de la propia comunidad técnica que tienen el propósito de presenciar y validar que el uso de la KSK se realice de manera segura y conforme a los protocolos establecidos.

Tengo que confesar que cada vez que cruzaba la puerta del lugar donde se realizaba la ceremonia —en mi caso, la costa oeste— me invadía una mezcla curiosa de solemnidad y camaradería. Porque aunque todo está milimétricamente regulado, lo que ocurre allí tiene un aire de acto simbólico, como si estuviéramos custodiando algo invisible pero esencial. Ser parte de ese proceso significaba, en el fondo, contribuir a que Internet siga siendo ese espacio abierto, seguro y confiable que muchos damos por sentado.

No sin nostalgia, hoy me toca dejar la posta de crypto officer. Con el tiempo, me fui dando cuenta de que de los representantes originales quedábamos solo tres y  sentí que era momento de dar un paso al costado y dejar lugar a otros candidatos. Ahora, al cerrar este ciclo, me toca mirar hacia atrás con cierta perspectiva. Lo que empezó como una postulación casi incierta, empujada más por la curiosidad que por la certeza, se convirtió en un recorrido lleno de aprendizajes técnicos, pero también personales. Porque este rol no fue solo sobre criptografía o protocolos: fue también sobre comunidad, transparencia, colaboración entre pares que no siempre comparten miradas pero que coinciden en algo clave: la importancia de proteger el bien común que es Internet.

(Acceso libre, no requiere suscripción)

La primera ceremonia en la que participé fue en 2010 cuando yo ni siquiera trabajaba en LACNIC pero sí formaba parte actividad de comunidad, realizaba tareas voluntarias, moderaba algunas listas de correo, entre otros roles.

A través de esa participación me enteré de que se abría una convocatoria para personas que quisieran representar a su comunidad en un contexto muy particular, el de la firma de la raíz del DNS. En ese momento, no tenía del todo claro en qué consistía ni qué se esperaba de mí, así que empecé a leer y a investigar.

Descubrí que había un proceso formal y me postulé, aunque no era algo fácil: más allá de un formulario, había que presentar tres referencias de personas reconocidas en el ámbito. Conseguir referentes fue complicado pero tuve suerte: logré tres buenas referencias, una de ellas la de Raúl Echeberría, el entonces CEO de LACNIC. Pasado un tiempo me confirmaron que había sido aceptado como Trusted Community Representative (TCR), para cumplir la función de crypto officer.

Las opiniones expresadas por los autores de este blog son propias y no necesariamente reflejan las opiniones de LACNIC.

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