En la actualidad, los desafíos para consolidar una Internet libre, abierta y segura se han vuelto más complejos e interdependientes. La estabilidad y la seguridad de Internet ya no dependen únicamente de la infraestructura técnica, sino también de la gobernanza, la transparencia y la colaboración internacional frente a amenazas como los ciberataques, la desinformación o la manipulación algorítmica. La infraestructura que sostiene la red global es más vulnerable ante conflictos geopolíticos, monopolios y dependencias tecnológicas. Garantizar una infraestructura resiliente implica fortalecer los mecanismos de confianza, diversificar los proveedores de servicios esenciales y promover normas comunes que equilibren la seguridad con la protección de derechos humanos y libertades digitales.
Por otro lado, los retos vinculados con la conectividad, la apertura y la inteligencia artificial muestran que la promesa de una red global y equitativa sigue siendo una tarea inconclusa. Persisten profundas brechas de acceso entre regiones, géneros, etnias/razas y clases sociales, mientras la centralización de plataformas limita la libertad de creación y circulación de contenidos. La evolución de las desigualdades digitales en América Latina, por ejemplo, ha demostrado ser un fenómeno complejo y multifactorial. Diversas investigaciones han revelado que las fisuras estructurales preexistentes en la región—una condición de desigualdad histórica y severa— han determinado la apropiación de estas tecnologías (Gómez Navarro et al., 2018; Lombana-Bermudez, 2018). Así, la transformación digital, al desplegarse en un contexto lleno de asimetrías y grandes disparidades sociales, ha exacerbado la exclusión y la dependencia.
La dificultad para resolver las desigualdades digitales en América Latina radica precisamente en su naturaleza estructural: las brechas en el acceso y el uso de las tecnologías se superponen y se potencian con otras formas de exclusión social, económica y cultural. Los principales obstáculos incluyen la asequibilidad, ya que el costo de los planes de datos y los dispositivos resulta ser una de las principales barreras para la población, especialmente para los hogares con ingresos más bajos (Méndez-Romero, 2025). Además, subsisten deficiencias críticas en la infraestructura, con una baja penetración de banda ancha fija de alta calidad y una brecha rural-urbana considerable, donde el despliegue en zonas remotas no es rentable para el sector privado. La falta de habilidades digitales en una parte significativa de la población —en 2021 tan solo entre el 5 % y el 15 % de los adultos en la mayoría de los países de la región tenía habilidades para la resolución de problemas de nivel medio o alto— se interrelaciona con debilidades de los sistemas educativos y limita la capacidad de las personas para aprovechar las oportunidades de la transformación digital.
Diversos actores regionales —incluyendo organizaciones de la sociedad civil, proveedores de servicios IP, universidades, y gobiernos– han enfrentado los complejos desafíos para construir una Internet abierta, libre y segura en América Latina en un contexto global acelerado por el cambio tecnológico. A través de LACNIC (Registro de Direcciones de Internet para América Latina y el Caribe), estos actores, han articulado un ecosistema robusto que ha transformado Internet en la región. Desde su establecimiento en 2002, LACNIC, como organización internacional no gubernamental y sin fines de lucro, ha jugado un rol principal a nivel técnico, permitiendo que diversos actores y la comunidad técnica accedan a oportunidades y desarrollen proyectos de acuerdo a las necesidades de los contextos particulares de la región.
Estas oportunidades se manifiestan en mecanismos de financiamiento, la creación de foros especializados y un modelo de gobernanza que otorga a la comunidad el poder directo sobre las reglas de administración de los recursos. Estas instancias han permitido implementar mejoras en la resiliencia de la infraestructura crítica, demostrando que la solidez de la red depende de la excelencia técnica como de la colaboración humana institucionalizada.
Adicionalmente, el Fondo Regional para la Innovación Digital en América Latina y el Caribe (Programa FRIDA) ha funcionado como un motor de innovación regional por medio de la financiación de proyectos que van desde la defensa de derechos humanos y el apoyo del alfabetización digital hasta mejoras técnicas en criptografía y arquitectura de redes, promoviendo que los desarrollos y recursos generados sean abiertos y para el beneficio común.
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Más allá del solucionismo tecnológico: Educación y alfabetización digital crítica
La digitalización y el avance de los sistemas sociotécnicos vinculados a Internet plantean desafíos éticos, dado que estas tecnologías incorporan una moralidad intrínseca debido a su enorme poder transformador, afectando profundamente la identidad, los derechos humanos y la política. Estos sistemas tienen consecuencias significativas para la privacidad, la igualdad y la inclusión, así como para la justicia social y económica. En la práctica, el despliegue de tecnologías digitales y sistemas asociados a Internet han amplificado las desigualdades sociales ya existentes (de raza/etnia, género y clase), generando discriminación y exclusión.
Adicionalmente, la infraestructura de estas tecnologías, a menudo percibida erróneamente como “desmaterializada” o “artificial”, se basa en un modelo de capitalismo extractivista que ignora los impactos ecológicos de su ciclo de vida. Esto incluye la extracción de minerales conflictivos y tierras raras, el consumo masivo de energía y los miles de millones de litros de agua necesarios para refrigerar los centros de datos (Valdivia, 2025).
Un problema ético crucial es el predominio del solucionismo tecnológico, que a menudo concibe la tecnología como superior para resolver problemas sociales complejos, desestimando otras formas de conocimiento. Esta perspectiva tecnodeterminista concibe la cuantificación y la formalización como moralmente superiores a cualquier otra forma de conocimiento o enfoque social.
Más allá del solucionismo tecnológico: Educación y alfabetización digital crítica
La digitalización y el avance de los sistemas sociotécnicos vinculados a Internet plantean desafíos éticos, dado que estas tecnologías incorporan una moralidad intrínseca debido a su enorme poder transformador, afectando profundamente la identidad, los derechos humanos y la política. Estos sistemas tienen consecuencias significativas para la privacidad, la igualdad y la inclusión, así como para la justicia social y económica. En la práctica, el despliegue de tecnologías digitales y sistemas asociados a Internet han amplificado las desigualdades sociales ya existentes (de raza/etnia, género y clase), generando discriminación y exclusión.
Adicionalmente, la infraestructura de estas tecnologías, a menudo percibida erróneamente como “desmaterializada” o “artificial”, se basa en un modelo de capitalismo extractivista que ignora los impactos ecológicos de su ciclo de vida. Esto incluye la extracción de minerales conflictivos y tierras raras, el consumo masivo de energía y los miles de millones de litros de agua necesarios para refrigerar los centros de datos (Valdivia, 2025).
Un problema ético crucial es el predominio del solucionismo tecnológico, que a menudo concibe la tecnología como superior para resolver problemas sociales complejos, desestimando otras formas de conocimiento. Esta perspectiva tecnodeterminista concibe la cuantificación y la formalización como moralmente superiores a cualquier otra forma de conocimiento o enfoque social.
La educación y alfabetización digital crítica resultan fundamentales para generar alternativas a los procesos de digitalización tecnodeterministas y los sistemas diseñados para el lucro corporativo, la vigilancia y la maximización de métricas de engagement. La conciencia crítica, un concepto basado en las ideas de Paulo Freire sobre la movilización política y la educación popular, es de vital importancia en el diseño de tecnologías e infraestructuras porque permite a los profesionales técnicos asumir una perspectiva multidimensional y una conciencia crítica de la complejidad de los sistemas sociotécnicos. Esta toma de conciencia es crucial para reconocer cómo una visión puramente técnica tiende a considerar otras disciplinas humanísticas como imprecisas y puede llevar a la falsa creencia de que la tecnología en sí misma es una solución neutra a problemas sociales.
Al adquirir conciencia crítica, los diferentes actores que participan en el ecosistema de Internet, incluidos aquellos en posiciones de privilegio (e.g. operadores, investigadores, desarrolladores, diseñadores de políticas públicas), están obligados a reconocer y adquirir el conocimiento necesario para transformar procesos sociales injustos y trabajar hacia un cambio estructural positivo (Malik & Malik, 2021). Esta práctica crítica conduce a paradigmas participativos que valoran la experiencia de todas las personas, buscando construir conocimiento colectivo para transformar el mundo. En este sentido, el objetivo central de una educación y alfabetización digital crítica no debería ser únicamente la formación de futuros trabajadores de la industria tecnológica, sino cultivar una conciencia crítica en toda la población sobre cómo las tecnologías se insertan en las relaciones de poder, permitiendo a los ciudadanos verse como creadores y diseñadores de las tecnologías, en lugar de solo como usuarios (Ochigame, 2025).
El Programa FRIDA ha desempeñado un papel fundamental en la financiación de proyectos de inclusión que fomentan la educación y la alfabetización digital en América Latina, priorizando a las poblaciones más afectadas por las desigualdades estructurales (e.g. mujeres, indígenas, jóvenes, comunidades rurales) y adaptándose a las necesidades de los contextos locales y a su diversidad cultural. Entre las iniciativas destacadas de inclusión digital se encuentra el trabajo de New Sun Road en Guatemala, que facilitó la formación en habilidades de mujeres líderes Mayas en Centros Comunitarios Digitales implementados en zonas rurales, generando tutoriales en idiomas Q´eqchi´ y Chuj para superar barreras lingüísticas y facilitar la inclusión socioeconómica. El proyecto “Tec Para Todos” de PSYDEH en México, ofreció talleres de alfabetización y emprendimiento digital a mujeres indígenas afiliadas a cooperativas en la región de la Sierra Otomí-Tepehua-Nahua. Por su parte, la Fundación InternetBolivia.org diseñó un “Marco Curricular de Inclusión Digital Intercultural” para apoyar políticas públicas de alfabetización digital por medio de un proceso que incluyó diálogo intersectorial y la validación con comunidades rurales y urbanas en Bolivia. Además, FRIDA ha apoyado la preservación cultural y los derechos digitales de comunidades locales a través de proyectos como InDigital de Surco A.C. en Oaxaca, que promueve el acceso a la información sobre seguridad digital en lenguas indígenas, y la iniciativa Okamasüei de la cooperativa Sulá Batsú en Costa Rica, que apoya el desarrollo de habilidades digitales en mujeres Cabécares para proteger sus saberes ancestrales.
Conclusión : Innovación digital ética y democrática
El despliegue de una Internet verdaderamente abierta, libre y segura requiere repensar sus fundamentos técnicos y sociales, promover una ética orientada al interés público y a fortalecer iniciativas comunitarias y descentralizadas que restituyan el carácter democrático y plural de la red. Es importante contrarrestar la tendencia a la privatización de infraestructuras, desarrollando estándares abiertos, marcos de gobernanza democrática e iniciativas comunitarias de conectividad. Una gobernanza sólida, inclusiva y multilateral es condición necesaria para mantener una Internet abierta, segura e incluyente. Esto implica establecer marcos institucionales que equilibren el poder entre gobiernos, empresas, academia, sociedad civil y comunidades técnicas, y que aseguren la protección de los derechos digitales y del interés público.
Como lo ha demostrado la experiencia de LACNIC en América Latina y el Caribe, es posible implementar una gobernanza participativa de los sistemas sociotécnicos guiada por el interés público. Por medio de un modelo que promueve la participación de múltiples partes interesadas (e.g. proveedores de servicios de Internet, universidades, gobiernos, actores del sector privado y de la sociedad civil), junto al desarrollo de políticas mediante un proceso de abajo hacia arriba (“bottom-up”), se ha asegurado que las reglas de administración de recursos surjan del consenso. LACNIC ha actuado como una plataforma de cooperación innovadora. Ha permitido que actores académicos, comerciales y de la sociedad civil se articulen como una comunidad técnica diversa para desarrollar capacidades y proyectos que respondan a las necesidades específicas de los contextos locales y al mismo tiempo se adapten a las rápidas transformaciones del ecosistema digital global.
La innovación digital, hoy en día, no puede entenderse únicamente como un proceso técnico o económico, sino como un fenómeno profundamente social y político que requiere de una visión ética del desarrollo tecnológico y la inclusión multidimensional. La persistencia de brechas de acceso, la desigual distribución de capacidades y el control concentrado de la infraestructura digital han demostrado que la innovación sin inclusión puede reproducir y amplificar las desigualdades existentes. El presente y futuro desarrollo de infraestructuras digitales sostenibles debe centrar su diseño y funcionamiento en el interés público y democrático, reconociendo que la tecnología no es necesariamente neutral (Ochigame, 2025). Es indispensable re-imaginar y construir alternativas (infraestructura de interés público) que intencionalmente sirvan al interés colectivo y estén diseñadas con valores anclados en la democracia, la inclusión, la diversidad, la transparencia, la rendición de cuentas y la soberanía tecnológica. Solo mediante una combinación de políticas inclusivas, colaboración internacional, conciencia crítica y diseño tecnológico ético, será posible crear y sostener una Internet verdaderamente abierta, estable y segura.
Gómez Navarro, D. A., Alvarado López, R. A., Martínez Domínguez, M., & Díaz de León Castañeda, C. (2018). La brecha digital: una revisión conceptual y aportaciones metodológicas para su estudio en México. Entreciencias: Diálogos en la Sociedad del Conocimiento, 6(16), 49-64. https://doi.org/10.22201/enesl.20078064e.2018.16.62611
Lombana-Bermudez, A. (2018). La evolución de las brechas digitales y el auge de la Inteligencia Artificial (IA). Revista Mexicana De Bachillerato a Distancia, 10(20), 17–25. https://doi.org/10.22201/cuaed.20074751e.2018.20.65884
Ochigame, R. (2025). Informática do oprimido. Editora Funilaria. Sao Paulo.Valdivia, A. (2025). The supply chain capitalism of AI: a call to (re)think algorithmic harms and resistance through environmental lens. Information, Communication & Society, 28(12), 2118–2134. https://doi.org/10.1080/1369118X.2024.2420021
Las opiniones expresadas por los autores de este blog son propias y no necesariamente reflejan las opiniones de LACNIC.