En una pausa del foro, conversaba con Carlos Martínez, nuestro CTO de LACNIC, sobre lo increíble que habría sido presenciar las discusiones originales que dieron forma a IPv6. Carlos me compartió anécdotas que pocos fuera del mundo del IETF conocen: hubo varias propuestas compitiendo por ser “la próxima generación de IP” y, tras un intenso trabajo colaborativo, el IETF eligió la que hoy conocemos como IPv6. Aquella charla encendió mi curiosidad y me llevó a investigar cómo fueron esas propuestas… y, sobre todo, qué pasó con el misterioso IPv5.
A finales de los 70 y durante los 80, el auge de las redes de computadoras planteó un reto inédito: ¿cómo transmitir voz y video en tiempo real a través de la infraestructura de Internet? IPv4 cumplía bien su papel para datos y archivos, pero no estaba diseñado para aplicaciones que requerían baja latencia y transmisión continua.
Para resolverlo, un grupo de investigadores de ARPA (la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa de EE. UU.) y otras instituciones desarrolló el Internet Stream Protocol. La primera versión, conocida como ST, evolucionó a ST-II y recibió oficialmente el número de versión 5 en el encabezado IP. Así nació IPv5 (IEN 119, RFC 1190, RFC 1819).
- No fue diseñado para reemplazar a IPv4, sino para coexistir en entornos específicos.
- No resolvía el inminente agotamiento de direcciones.
- Tenía limitaciones de escalabilidad.
- Su complejidad técnica dificultaba la adopción fuera de entornos piloto.
IPv5 nunca se desplegó en la Internet pública. Quedó relegado a laboratorios, entornos académicos y pruebas experimentales, ganándose con el tiempo el apodo de protocolo fantasma. Pero su legado no desapareció del todo: sentó las bases de tecnologías de voz sobre IP (VoIP), que hoy utilizamos a diario para comunicarnos en casi todo el mundo. En cierta forma, el “fantasma de IPv5” aún nos acompaña.
El momento decisivo: el agotamiento de IPv4
A principios de los años 90, Internet crecía de forma exponencial. Los ingenieros sabían que las direcciones de 32 bits de IPv4 se agotarían mucho antes de lo previsto, que el enrutamiento se estaba volviendo insostenible y que las nuevas aplicaciones exigían mayor seguridad y calidad de servicio. Era evidente: 4.300 millones de direcciones IPv4 no serían suficientes para sostener el futuro de la red.
En 1991, la IETF tomó acción y creó el grupo de trabajo IP Next Generation (IPng), con la misión de diseñar un protocolo que no sólo reemplazaría a IPv4, sino que garantizaría el crecimiento de Internet durante las próximas décadas. Lo que siguió fue una verdadera carrera tecnológica: entre 1992 y 1994, varias propuestas compitieron por el título de sucesor legítimo de IPv4, cada una con un enfoque distinto para enfrentar los retos de escalabilidad, interoperabilidad y rendimiento que imponía la red del futuro.
TUBA – TCP and UDP with Bigger Addresses
Una de las propuestas más relevantes fue TUBA (TCP and UDP with Bigger Addresses, RFC 1347). Basada en el protocolo CLNP de ISO, utilizaba direcciones de 20 bytes y permitía que TCP y UDP funcionaran sobre esa arquitectura. Su gran ventaja era que aprovechaba un estándar ya definido y con soporte para un direccionamiento más amplio. Sin embargo, la complejidad de migración y la escasa adopción del CLNP fuera de los entornos OSI limitaron seriamente sus posibilidades.
PIP – The P Internet Protocol
Otra alternativa fue PIP (The P Internet Protocol, RFC 1621), que proponía direcciones de tamaño variable. Su atractivo principal era la flexibilidad extrema, ya que las direcciones podían crecer en función de las necesidades de la red, adaptándose a un futuro incierto. No obstante, esta misma flexibilidad generaba serios problemas: la gestión del enrutamiento se volvía mucho más compleja, y la compatibilidad con los sistemas existentes se hacía difícil, lo que redujo sus probabilidades de ser adoptada.
SIP – Simple Internet Protocol
La propuesta de SIP (Simple Internet Protocol, RFC 1710) planteaba una solución más pragmática. Con direcciones de 64 bits, ofrecía un diseño simplificado que facilitaba la transición desde IPv4, lo que lo convertía en un candidato atractivo en términos de implementación sencilla. Sin embargo, su limitación era evidente: aunque duplicaba el tamaño de las direcciones respecto a IPv4, seguía siendo insuficiente para garantizar la expansión a largo plazo de Internet.
CATNIP – Common Architecture for the Internet
En paralelo surgió CATNIP (Common Architecture for the Internet, RFC 1707), que buscaba unificar múltiples arquitecturas de red en un solo protocolo, incluyendo IPv4, OSI e IPX. Su fortaleza residía en la interoperabilidad, pues habría permitido una integración fluida entre distintas tecnologías. Pero esa ambición resultó también su mayor debilidad: el diseño se volvió demasiado complejo y pesado, lo que lo hizo impráctico para un despliegue global en una red en pleno crecimiento.
IPv6: el ganador de una batalla técnica
Finalmente, apareció SIPP (Simple Internet Protocol Plus, RFC 1710), una evolución de SIP que proponía direcciones de 128 bits, extensiones de encabezado y capacidades de soporte a largo plazo. Con un espacio de direcciones masivo y mayor potencial de escalabilidad, ofrecía una solución robusta para sostener Internet durante las próximas décadas. Aunque presentaba una complejidad inicial mayor que sus competidores, fue vista como la alternativa más sólida. Así, en julio de 1994, la IETF decidió elegir SIPP como la base de lo que hoy conocemos como IPv6, integrando además elementos valiosos de las demás propuestas.
¿Qué sigue? ¿IPv7?
En los últimos 30 años, Internet ha sido escenario de una carrera silenciosa pero decisiva: la evolución de sus protocolos abiertos. En ese trayecto aparece IPv5, un experimento que, aunque nunca llegó a producción, introdujo ideas adelantadas a su tiempo: soporte para multimedia, conceptos iniciales de reserva de recursos y encabezados más flexibles. Sin embargo, la presión sobre IPv4 crecía a pasos agigantados y el fantasma de la escasez de direcciones lo dejó relegado a los laboratorios.
De esa urgencia nacería IPv6, tras años de debates y consensos en el entorno del IETF. Con 3.4 × 1038 direcciones posibles, unos 340 sextillones de direcciones, abrió un horizonte prácticamente infinito para el crecimiento de la red. El salto de IPv4 a IPv6 no fue un simple cambio de número: fue el desenlace de un protocolo previo que nunca despegó (IPv5), de una competencia técnica intensa y del esfuerzo colaborativo de la comunidad del IETF, ese espacio abierto y basado en consenso que sigue escribiendo, día a día, la historia de Internet.
Pero la historia no termina ahí. Existe también IPv7, documentado en el RFC 1475 bajo el nombre TP/IX (The Next Internet o The P Internet Protocol). Su propuesta era ambiciosa para la época: ampliar el espacio de direcciones de 32 a 64 bits. ¿Qué pasó?: quedó en el camino, eclipsado por una opción más sólida y preparada para sostener el futuro: IPv6.
Internet no se construye de la noche a la mañana. Es fruto de discusiones, experimentos y decisiones colectivas que dejan huella y marcan generaciones. El próximo gran salto todavía no está escrito. Será tarea de las nuevas generaciones de ingenieros decidir cómo será el Internet del mañana.
Referencias
Cole, R., Chiappa, N., Callon, R., & Gardner, E. (1992). RFC 1347: TCP and UDP with Bigger Addresses (TUBA): A Simple Proposal for Internet Addressing and Routing . Internet Engineering Task Force. https://datatracker.ietf.org/doc/rfc1347/
Ullmann, R. (1993). RFC 1475:TP/IX: The Next Internet. Internet Engineering Task Force. https://datatracker.ietf.org/doc/rfc1475/
Francis, P. (1994). RFC 1621: Pip Near-term Architecture. Internet Engineering Task Force. https://doi.org/10.17487/RFC1621
McGovern, M., Ullmann R. (1994). RFC 1707: CATNIP: Common Architecture for the Internet . Internet Engineering Task Force. https://datatracker.ietf.org/doc/rfc1707/
Hinden, R. (1994). RFC 1710: Simple Internet Protocol Plus (SIPP). Internet Engineering Task Force. https://datatracker.ietf.org/doc/rfc1710/
Deering, S., & Hinden, R. (1995). RFC 1883: Internet Protocol, Version 6 (IPv6) Specification. Internet Engineering Task Force. https://datatracker.ietf.org/doc/rfc1883/
Deering, S., & Hinden, R. (1998). RFC 2460: Internet Protocol, Version 6 (IPv6) Specification . Internet Engineering Task Force. https://datatracker.ietf.org/doc/rfc2460/
Hola César,
Muy buen resumen!
Quizás no es muy conocido, la “p” de PIP, proviene del nombre del autor (Paul Francis), que quiso dejar su “firma” en el nombre del protocolo.
En plan de broma, porque yo así lo he considerado, se podría citar también el intento de China de su propio “IP”, el IPv9, que obviamente no tuvo avance alguno. Mucho menos avance tuvo IPv10.
El siguiente, si IPv6 se agota, cosa que siempre he dicho que no lo creería, sería IPv8. Sin embargo creo que el problema no vendrá por la escasez de direcciones, sino por problemas de crecimiento de Internet que creo que serán muchos mas difíciles de resolver. ¡Todo un reto!
Muy interesante esta entrada de blog, gracias y felicitaciones Cesar Diaz.
Hola César, te envío mi saludo desde Colombia.
Muy interesante. Gracias por compartir esas anécdotas con nosotros.
FELICIDADES por el artículo, históricamente muy educativo. Magistral.
Siempre he esperado que se responda la pregunta mas incómoda para quienes tienen en sus manos la posibilidad de decidir, y lamentablemente aún nadie se atreve a responderla, nadie se atreve a empujar la decisión porque no es que se puedan quitar las IPv4, tiene que ser una decisión con voluntad pública-privada (más de esta última parte porque es más del 90% del mercado actual): ¿Cuándo IPv6 tendrá su fecha de corte real para convertirse en el estándar mundial? Se estima que será antes de 2035, pero ¿se tendrán las condiciones generales para que sea así?
La realidad es que es muy poco aceptado, ¿40% actualmente?, quitando a Francia, India y Malasia, nadie le da la importancia que tiene, no hay equipos de red accesibles económicamente para el cambio, ¿Fecha real de corte en el horizonte? Ninguna.