IPv6 y sandboxes regulatorios: cómo modernizar las políticas públicas desde la innovación.
28/05/2025

Por César Díaz, Líder de Asuntos de Telecomunicaciones de LACNIC
Cada vez que escucho la palabra sandbox, pienso en aquella caja de arena donde mis hijos jugaban cuando eran pequeños. Un espacio seguro, contenido y supervisado, donde podían experimentar, ensuciarse, construir castillos… o derribarlos sin mayores consecuencias. Era su pequeño laboratorio de imaginación, rodeado de límites, pero lleno de libertad para crear. Hoy, ese mismo concepto ha cobrado un nuevo significado en el mundo de las políticas públicas. Un sandbox regulatorio es, en esencia, lo mismo: un entorno controlado donde las ideas innovadoras pueden ponerse a prueba bajo la supervisión del regulador. Permite a startups y proyectos con tecnologías emergentes o innovadoras operar temporalmente con reglas flexibles, sin tener que cumplir desde el primer día con todo el marco normativo tradicional.
La lógica es poderosa: no frenar la innovación, pero tampoco soltarla sin dirección. El sandbox es el punto medio inteligente: una zona segura para probar, aprender, corregir y cuando sea posible, escalar.
Un caso concreto: innovación en IPv6
Imaginemos una startup latinoamericana que ha desarrollado una plataforma en la nube para instituciones educativas y gobiernos locales. Ofrece servicios esenciales como clases virtuales, gestión colaborativa de contenidos, control de acceso a recursos e identidades digitales y trámites en línea.
Diseñada para contextos con conectividad limitada y recursos escasos, la propuesta apuesta por una infraestructura simple, escalable y eficiente. Pero su verdadera innovación radica en la arquitectura tecnológica: la plataforma funciona exclusivamente sobre IPv6, sin recurrir a NAT ni a configuraciones dual-stack. Es una apuesta directa por una Internet moderna, segura y alineada con estándares globales.
Las barreras de innovación en IPv6 no están en la tecnología
A pesar de su solidez técnica, la propuesta enfrenta barreras estructurales y normativas que amenazan su viabilidad desde el inicio:
- La conectividad IPv6-only no está garantizada por todos los operadores locales.
- Las licitaciones públicas siguen exigiendo IPv4, incluso de forma implícita, lo que excluye de entrada a soluciones IPv6-only.
- No existen lineamientos ni incentivos públicos para promover tecnologías desarrolladas exclusivamente sobre IPv6, como IoT, soluciones para redes comunitarias o plataformas para ciudades inteligentes.
- El valor estratégico de IPv6 se subestima y su adopción se percibe más como un costo que como una inversión a futuro.
- Para operar formalmente, la startup debe afrontar costos regulatorios desproporcionados, es decir licencias, concesiones y permisos pensados para grandes operadores tradicionales que resultan inalcanzables para pequeños emprendimientos tecnológicos con modelos disruptivos.
El resultado es paradójico: una innovación robusta queda al margen, no por fallas técnicas, sino porque no existen mecanismos institucionales y de regulación que permitan validarla en condiciones reales.
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¿Qué puede aportar un sandbox regulatorio en IPv6?
Un sandbox en IPv6 representa una oportunidad única para que esta startup pueda validar su propuesta tecnológica en un entorno real y supervisado, mitigando las barreras normativas, técnicas y económicas que hoy dificultan la adopción de soluciones basadas exclusivamente en IPv6.
En un entorno como este, la startup podría:
- Poner a prueba su plataforma en condiciones concretas, por ejemplo, dentro de una red educativa o un municipio piloto, donde pueda evaluar su funcionamiento en escenarios de uso reales.
- Demostrar la escalabilidad, eficiencia y sostenibilidad del modelo IPv6-only, validando el aprovechamiento de recursos como direccionamiento global, enrutamiento optimizado y trazabilidad, aspectos clave para entornos de alta demanda como IoT o servicios públicos digitales.
- Colaborar con actores claves del ecosistema (proveedores de conectividad, expertos técnicos y entidades gubernamentales) para garantizar las condiciones mínimas de operación, compatibilidad e interoperabilidad.
- Generar experiencia técnica y operativa que sirva como base para actualizar guías, estándares, procesos de certificación y mejores prácticas relacionadas con la implementación de IPv6 en servicios digitales.
- Demostrar que es posible innovar desde estándares abiertos, sin depender de IPv4 ni de soluciones transitorias como NAT, promoviendo así una transformación digital sostenible, segura y alineada con el futuro de Internet.
Además, un sandbox reduciría significativamente las barreras de entrada impuestas por marcos normativos diseñados para otra escala de actores. Al ofrecer condiciones de prueba flexibles, se habilita un espacio donde el riesgo normativo disminuye y la innovación tiene espacio para demostrar su valor.
Las opiniones expresadas por los autores de este blog son propias y no necesariamente reflejan las opiniones de LACNIC.
Hola César,
Aunque solo es un ejemplo, demuestra lo que vengo diciendo hace 25 años: IPv6 permite innovar, lo cual ya no es posible con IPv4, y especialmente cuando no hay ingentes cantidades de recursos financieros detrás.
Una solución técnica al problema de tu ejemplo sería que esa entidad que innova en IPv6-only proporcione, como hacen los DC de Meta y otros grandes proveedores de contenidos, un “Border Relay” para que los accesos desde el exterior con IPv4-only puedan funcionar igualmente, aunque eso podría limitar parte de la innovación que IPv6 permite. Podría ofrecerse una alternativa, algo así como un servicio de VPN para esos accesos con IPv4 desde cualquier parte del mundo, incorporen 6in4 de forma que desde el cliente hasta el servicio, sea IPv6-only. Pero siguen siendo parches.
Ahora bien, creo que esto demuestra que aunque muchos hemos abogado durante muchos años para que los reguladores solo exigieran IPv6 en los contratos de la administración pública, esta llegando el momento para que los reguladores den un paso mas, y no solo fechas concretas para que la administración pública encienda IPv6-only (con el consiguiente desprestigio y pérdida de clientes para los ISPs que aún no ofrezcan IPv6). Siempre son plazos! El ser humano parece que no funciona bien cuando no hay fechas límite.
El 50% del tráfico del mundo es ya IPv6, no hay vuelta atrás, no creo que nadie lo dude. Lo que hay sin embargo, son grandes desequilibrios entre países (y por tanto ISPs) en los que se supera incluso con mucho ese 50% y otros en los que estamos muy por debajo. Los reguladores deben ser conscientes de que una Internet basada en IPv4 y mayoritariamente con CGN, no es Internet “de verdad” y los reguladores, los gobiernos tienen la obligación de proteger a los ciudadanos, y por lo tanto deben entrar en plazos para que sea obligatorio:
1) El despliegue de IPv6-only (con IPv4aaS, para mantener compatibilidad en las LANs de los usuarios con dispositivos o aplicaciones “legacy”), y
2) El uso de CGN u otras técnicas que limiten el número de puertos que un usuario puede usar. Internet son direcciones con 65.535 puertos y no solo un reducto de ellos!
Obviamente hay que adecuar esos plazos de forma que sean plausibles y no dañen a la industria, pero ya no hay excusas, y los gobiernos que no protegen a sus ciudadanos, por encima de los intereses privados, no pueden ser considerados buenos gobernantes.